Mi peque estaba comenzando a andar y ya quería soltarse fuera de casa, así que era hora de comprarle unos zapatos. Yo sabía muy bien lo que quería cuando entré, con toda la ilusión del mundo, a comprarle unos por primera vez: flexibles y con el tobillo libre. Pero el señor de la zapatería no estaba de acuerdo y me trató despectivamente mientras me intentaba vender una bota casi ortopédica y se jactaba de saber que a los niños había que acostumbrarles a ir calzados.
Quizás si hubiera sabido la ilusión que yo tenía en comprarle esos zapatos después de todo lo que mi pequeño había tardado en andar (seguramente por su anemia), hubiera tenido un poco más de tacto.
O quizás si hubiera sabido toda la información que yo había leído mientras esperaba a que por fin se produjeran esos pasos, hubiera sido menos altivo.
Pero no quería escuchar a una mujer joven con un bebé en la mochila que no quería dejarse influenciar por todo el marketing que envuelve a los productos infantiles. Y es que muchas veces las madres tenemos que aguantar cómo contradicen nuestra opinión en todo, como si nuestro criterio no valiera nada.
Pero yo tenía clarísimo que un bebé no necesita ningún tipo de zapato específico para andar. Es más, no necesita ninguno y precisamente así, descalzo, es cómo mejor está.
Los pies de los bebés tienen una increíble sensibilidad táctil (supera la de sus manos hasta los 9 meses). Si se los tapamos (como por ejemplo por la moda de poner zapatos desde que son recién nacidos), les limitamos los movimientos y les privamos de toda la información que les llegaría a través del tacto, lo que afecta a su percepción del espacio y a su sistema nervioso central. Por este motivo, hay estudios que señalan que los niños que están descalzos son más inteligentes, como el de Isabel Gentil García: Podología preventiva: niños descalzos igual a niños más inteligentes.
Además, andar descalzos les ayuda a tener más seguridad en esos primeros pasos ya que, a través del contacto con el suelo, se ubican mejor en el ambiente.
Pero andar descalzos tiene además más beneficios, tanto para ellos como para los adultos: fortalece los músculos y huesos de pies, tobillos, piernas y caderas; mejora la agilidad y el equilibrio; mejora la circulación sanguínea; y alivia la presión que supone caminar con calzado.
No conozco ningún animal que necesite zapatos para aprender a andar. Tampoco el ser humano.
Un bebé no necesita botas para sujetar el tobillo: mantenerse en pie y andar es cuestión de equilibrio y fuerza. Es más, una bota muy rígida no va a permitir que se fortalezcan los músculos y los ligamentos, ya que hace el trabajo que estos harían por sí solos.
El mejor calzado que podemos escoger para nuestros pequeños es aquel que deja el tobillo libre, tiene una suela flexible para que el pie pueda moverse y que no sea demasiado fina para amortiguar los impactos (pero tampoco hace falta que sea demasiado gruesa). Debe entrar un dedo para que no le apriete y quede holgado, pero no demasiado grande o dificultará sus movimientos.
Tampoco es cierto que necesiten botas para aprender a colocar bien los pies al caminar, sino que necesitan sentir el contacto con el suelo, tiempo y práctica. Es normal que al empezar a andar giren lo pies o no los coloquen correctamente. Por eso los especialistas dan un margen de 12 meses desde que comienzan a dar sus primeros pasos antes de poder evaluar si hay algún problema.
Por todo ello debemos intentar que nuestros hijos anden descalzos el máximo tiempo posible. No podemos dejar que salgan sin zapatos a la calle, pero podemos liberar sus pies cuando llegan a casa, incluido en invierno (pueden usar unos calcetines con suela antideslizante). Y, por supuesto, si tenemos la oportunidad, nada mejor que estimular su sentido del tacto pisando arena o hierba: las superficies irregulares aportan una mayor información sensorial y contribuyen a un mejor desarrollo muscular.
A los que dicen que hay que poner zapatos a los bebés para que se acostumbren quiero contarles algo: yo, siempre que puedo me descalzo: en las bodas, en la playa, … y, por supuesto, es lo primero que mis hijos y yo hacemos cuando llegamos a casa.
Si te ha gustado el post y crees que esta información puede ser útil, te agradezco que lo compartas en las redes sociales y me sigas en ellas. Me ayudarás a que mi blog crezca.
¿Y tú? ¿Te descalzas?
En Polonia lo normal es estar descanzo en casa, de hecho es de mala educación si llegas a casa de alguien y no te quitas los zapatos 😉
¡Me encanta! ¡Lo disfrutaría un montón! A ver si extiende y nos llega a España…
Que gustito ir sin zapatos, jajaja, desafortunadamente en España todavía predomina mucho la baldosa (no moqueta o madera como en países nórdicos) y andar por ese material frío….la verdad, mira que me gusta ir descalza o con calcetines, pero con baldosas no lo considero adecuado :((
Besote!!!!
Quitarme los zapatos es lo primero que hago al llegar, es como una liberación… Y la verdad es que no me importa las partes de la casa que tienen baldosa, quizás porque estoy acostumbrada desde pequeña (y además la casa de mis padres es bastante fría…).
¡Gracias por tu comentario!