Dar el pecho a mi hija en público no es algo de lo que tenga que avergonzarme.
No es un acto sexual. Esa mirada asquerosa de quien lo piensa es suya y no es la verdad.
Mi teta es piel, sin más. Y las tenemos todas las mujeres.
No me tapo porque nadie tiene que decirme nada sobre qué ponerme, ni el largo de la falda ni del escote.
Si mi hija necesita teta me importa una mierda que me la veas. No estoy pendiente de ti. Vuelve tú también a tus asuntos.
Después de parir tengo muy claro para qué sirve mi cuerpo, todas sus partes.
Mi teta es alimento. Y consuelo. Y cobijo. Calma el hambre, la sed y el alma. Cura arañazos, atrapa monstruos, mece sueños.
Son dos corazones recordando que antes se escuchaban desde dentro.
No tienen que oír nada de lo que tú opinas al respecto.
Este post que publiqué originalmente en Instagram (y que no pensaba publicar por aquí), es una respuesta al asombro que me produjo ver los comentarios sobre lactar en público que estaba recibiendo Verdeliss (y a la que le mando todo mi apoyo porque no debe ser fácil de aguantar) quien finalmente animó a otras madres a compartir sus fotos y experiencias con el hashtag #MisTetasNoSonTuAsunto
Aunque no suelo hacerlo, compartí la publicación desde Instagram a Facebook. Muchas madres mostraron su apoyo o comentaron cómo se sentían cuando daba el pecho en un lugar público a sus hijos. Pero también hubo quien criticó la foto, quien la creyó solo postureo, quien tachaba el acto de asquerosidad por dar “teta salada”, quien defendía que no se puede dar el pecho en cualquier lugar (con el gran ejemplo de compararlo con cagar) o quien intentó ridiculizar los comentarios positivos de otras personas. Y así es como demuestran cuánto de necesario sigue siendo defender la naturalidad de amamantar en público.
A todos ellos sigo teniendo algo que decirles: ni mis tetas ni las de nadie son tu asunto. Y si no estás de acuerdo, es muy simple: el problema es tuyo.
A quien quiera seguir escuchando puede leerlo en “Amamanto porque quiero”.
