Ella tiene siempre una frase apropiada para describir la realidad de la maternidad. Lo hace mezclando ternura, sonrisas y verdades. Merece la pena escucharla y, por eso, quiero cederle hoy la voz a ella:
“Un hijo te cambia la vida”, esta es una frase que toda futura madre escucha, piensas en horarios, rutinas, estilos de vida o salidas nocturnas, que de hecho lógicamente sucede, pero en mi caso la frase sería: “Mi hija me cambió a mí”.
Probablemente muchas de vosotras respaldaréis esta afirmación, muchas habréis experimentado ese cambio, esa transformación interior e íntima, ese crecimiento personal, esa intención de mejorar y ser la mejor versión de vosotras mismas para vuestros hijos.
Esto es lo que me sucedió cuando mi hija, ahora de 21 meses, llegó a mi vida, después de tres años intentando quedarme embarazada. Las circunstancias confluyeron a que todo sucediese: sin familia, ni tribu, con una lactancia intensa y complicada, con constantes despertares nocturnos y largas horas tumbadas en la cama dando el pecho, me llevaron a buscar respuestas, información, ayuda,… Ayuda que llegó con conceptos como crianza con apego y respetuosa, colecho o porteo, y poco a poco todos los prejuicios e ideas preconcebidas fueron cayendo y quedando atrás, mucho más deprisa de lo que la sociedad había tardado en instaurarlos en mí.
El viaje había comenzado, y me vi a mí misma cambiando, sorprendiéndome con la naturalidad con la que asumía cada paso, sencillamente porque escuchaba mi voz interior; una voz amorosa, primitiva y con fuerza.
Una voz que decidió portear, hacer colecho, cambiar la forma crianza y dejar de trabajar para estar con mi hija. Respaldada, afortunadamente, por mi pareja.
Mi yo anterior habría pensado que la vida se había detenido, pero no, tan solo había tomado otros caminos, diferentes, más lentos, más complicados, pero también más hermosos y gratificantes.
Comprendí la necesidad de otras madres buscando respuestas, palabras, y si algo me gusta es jugar con las palabras, crear, darles vida, hacer que palpiten y respiren. Y esa nueva voz que estrenaba me empujó a escribir de nuevo, idea que siempre ha revoloteado en mi vida; yendo, viniendo y finalmente desechando. Ahora ya no, ahora cuento historias, basadas en vivencias personales o cercanas, historias que acompañen a otras madres en las horas de lactancia, de insomnio, de noches en vela, en momentos de desesperación o de caos, para que ninguna se sienta sola.
Así nació “Los cuentos de mamá”, como refugio para mis nuevos sentimientos y el del resto de madres que se sientan identificadas, así va creciendo; con mini cuentos, no demasiado largos para que la vista no se canse, con frases exprés, que de un vistazo te llenen, con el día a día indagando en esta nueva crianza y sus resultados, los buenos y los malos, con el camino lleno tanto de éxitos como de traspiés en la metodología Montessori, y con todo lo que aún está por venir, porque en este viaje también estoy comprendiendo que éste puede ser un buen lugar para seguir creando y creciendo.
Esta soy yo, Mónica; mamá y cuentista, la que os espera en “Los cuentos de mamá”
Os recomiendo seguirla porque sé que os hará sentir. Os he mostrado alguna de sus frases, pero sus cuentos remueven por dentro.
Os dejo los enlaces donde podéis encontrarla:
Me ha encantado y ha sido un placer saber un poquito más de Mónica ???? Esperando leer muchos más cuentos y muchas más frases!
A mí también me encantan «Los cuentos de mamá» y estoy deseando leer mucho más
Pingback: Las 9 mejores publicaciones de febrero – ¡Mecachis Mama!
¡Gracias por enlazar a mi blog!