Los niños. Se me encoje el corazón cada vez que los imagino. Intento sentirlo lejos de mí, apartar la sensación de impotencia. Pero es real.
Yo también lo haría. Huiría para salvarles la vida. Lo dejaría todo por ellos. Andaría días, meses, con todo y con nada encima. Rogaría, suplicaría un lugar para quedarnos. Un lugar donde su vida fuera suya.
Es mucho más simple de lo que parece. Da miedo que haya quien no entienda su miedo, quien les cierre la puerta, quien decida que no es suficiente terrible su infierno.
No queremos verlo. Pero piensa que es tu hijo el corre peligro en su cama. El que camina sin poder parar. El que cruza el mar desesperado. El que tirita de frío en la nieve. Dime, ¿qué no harías por él?
Huyen de una pesadilla y, por vivir, están muriendo. ¿De verdad es tan difícil de sentir?
Demos luz a su camino.
– Mami, en el cole vamos a cantar la canción por Siria.
– Oh, eso está muy bien. ¿Tú sabes qué es Siria?
– Sí, es una niña.
Sólo tiene tres años, pero tenía que explicarle la realidad.
– Siria es un país, cariño. Un lugar.
No parecía muy convencido, algo le inquietaba.
– Dime la verdad, mamá. Dímelo. ¿Siria está muerta, verdad?
– Siria es un sitio, un país, como nuestra ciudad.
– ¿Y qué pasa en Siria? – me preguntó con cara de preocupación.
– Hay gente mala que hace daño a los demás. Así que los niños, los papás, los abuelos, tienen miedo.
– ¿Les hacen daño?
– Sí. Les hacen daño. Por eso están huyendo y dejan su casa.
Los ojos se le llenaron de lágrimas.
– ¿Estás triste, cariño?
Asintió con la cabeza.
– Yo también estoy triste.
Le apreté contra mi pecho y nos echamos a llorar. Por Siria. Por el miedo. Por la tristeza.
Como te decía en Instagram, a mí estos temas me resultan difíciles, todavía no tengo claro cómo afrontarlos. Me da miedo crearle miedos, sobre todo porque es una edad en la que todo les puede asustar (no entiendo como puede haber gente que les diga tonterías como lo del hombre del saco…) Mi hijo ahora está empeñado en que Gato Pelado va a venir a comernos de un bocado… Menos mal que CREO que lo dice de broma, aunque yo por si acaso le digo siempre que Gato Pelado solo come bizcochos… (es del cuento de Cocorico, no sé si lo conoces).
Yo opino que a los niños no se les puede negar la realidad. No me hubiera parecido bien que participara en un acto en el cole del que no entendiera nada. Para mí la clave está en darles la información haciendo que se sientan seguros y que sepan que ellos no corren peligro. Considero muy importante concienciar y no aislar. Además, es una forma de que sepa que, aunque ocurran cosas malas, no tiene por qué sucederle a él.
No conozco el cuento. Mi peque de vez en cuando me pregunta por los monstruos, pero resulta que a nuestro perro le encanta comérselos y no deja ni uno… Te recomiendo leer La caja del miedo de Educación Emocional: http://educacion-emocional.es/la-caja-miedo-usarla-hijo/
Creo que te va a gustar y a lo mejor te ayuda a atrapar al Gato Pelado y tenerle bajo control!
Creo que con lo de gato Pelado bromea, porque a veces «lo acaricia» y me dice que no lo pise jajajajajaja. Pero está obsesionado con él ahora, es increíble!
Jajaja. A ver si lo va a convertir en su amigo imaginario… Mi peque grande tiene uno que es un ratón (y es de travieso…)
Aiiinss pobre,él inocente 🙂
Aun sin ser conscientes de lo mal que realmente lo pasan ellos sienten una tristeza enorme por esas personas,es muy bonito 🙂
Sí, es increíble la capacidad que tienen de empatizar… Qué pena que no nos ocurra igual a los adultos, el mundo sería un lugar mejor. Gracias por comentar!